La desinformación es un complejo problema para el que también desde el ámbito de la investigación se requiere de enfoques multidisciplinares y enfoques innovadores. Esta es una de las principales conclusiones del capítulo “Disinformation Matters”, escrito por las profesoras Palomo y Cea, y publicado por la editorial Wiley en el libro Disinformation: The Influence of Fake News on the Public Sphere como parte de sus actividades en el proyecto «El Impacto de la Desinformación en el Periodismo: Contenidos, Rutinas Profesionales y Audiencias» (Ref. PID2019-108956RB-I00).
Partiendo de un análisis cuantitativo de la investigación realizada hasta el momento en el área de la desinformación, las profesoras Palomo y Cea dan un paso más y, desde un enfoque cualitativo, analizan los marcos teóricos y enfoques metodológicos empleados en los trabajos publicados hasta el momento sobre desinformación y recogidos en Web of Science.
El estudio parte de un análisis bibliométrico, que constata el crecimiento experimentado especialmente en los últimos años. El fenómeno de la desinformación es asimismo global, como también lo es su abordaje desde la investigación. Sin embargo, España es el país con mayor inquietud social por este problema. Y así se observa también en el campo de la investigación académica, ya que este país aporta el 11% de los trabajos analizados, cuota que lo sitúa en tercer lugar, solo por detrás de Estados Unidos y Reino Unido.
Dentro del área de la desinformación es el campo de la comunicación política el que mayor interés despierta por parte de los investigadores de todo el mundo. Procesos electorales -como el Brexit-, países –como Brasil- y personajes –como Trump- son algunos de los ejes centrales del estudio de la desinformación en los artículos analizados, incluidos los de mayor impacto.
El trabajo de Palomo y Cea no solo aporta un análisis de las temáticas que han focalizado el estudio de la desinformación. Los resultados obtenidos se cruzan con el análisis de los enfoques metodológicos y herramientas de investigación más empleadas por los investigadores. Las conclusiones muestran la importancia que tiene el enfoque cualitativo, siendo las revisiones bibliográficas y los estudios de caso, las metodologías más empleadas; seguidas del análisis de contenido, etnografías y focus group. Asimismo, las autoras de este trabajo muestran el peso creciente que tienen las investigaciones cuantitativas sobre desinformación y especialmente se subraya el interés de dos tipos concretos de enfoques en la investigación. Al respecto, se destacan las aportaciones de los trabajos que emplean diseños experimentales y técnica estadísticas para evaluar los efectos de la desinformación en distintos grupos poblacionales y, por otra, los análisis de contenido masivos que implementan técnicas de minerías de datos.
Los ejes fundamentales de la investigación sobre desinformación, afirman las profesoras autoras, “son investigaciones descriptivas que explican el problema y la magnitud, siendo más escasos los estudios experimentales que permitan detectar potenciales soluciones”. En este sentido, en contraste con la profusión de estudios pragmáticos que identifican y cuantifican los efectos y consecuencias de la desinformación, se concluye que escasean las investigaciones que analizan los marcos legislativos y las políticas de comunicación encaminadas a contrarrestar los efectos de la desinformación.